Vida en pareja

Hoy fui a ver la pelí que se llama Vida en pareja, que bajón... empieza que la pareja se separa, o sea por el final. Inversamente se cuenta la historia.
A veces pienso que la vida tendríamos que vivirla así flash back, el final primero y luego cada acto que lleva a él. Me dio pena pasar de lo amargo a lo dulce, o al inicio. Ufff... quiero estar en pareja, pero pienso que es muy difícil. Porque para estar para la mierda, ni loca. Como dice el refrán "mejor sola que mal acompañada".
Igual no pienso bajar los brazos, todavía tengo esperanzas... como Elsa y Fred.
Me quedo con la escena del final de la película (Vida en pareja) en que los dos nadan hacia el ocaso...

Si, estoy más gordita!

No me lo digan más. ¡Ya lo sé que engordé!
Es que nadie sabe que hacer el amor, tener sexo o lo que quieran llamarlo, quema las calorías, qué tienen que ver los alfajores Jorgito (my love) que me como, mirándolos fijamente, como si fuera una carita redonda y rolliza... El problema es la falta de sexo. Si no lean esto:

-¿Y qué otros beneficios brinda el amor?
-Los ejercicios aeróbicos que se producen en el acto sexual, hacen que disminuya el riesgo de ataques cardíacos, además se queman calorías. Una mujer de 60 kilos podría quemar unas 9 calorías por minuto al hacer el amor.

-¿Se dice que el sexo disminuye los niveles de ansiedad?
-Sí. También ayuda a que las personas se vuelvan menos violentas porque el placer que da la sensación orgásmica es el nivel más alto de felicidad. Pero para ello se debe tener una actividad íntima plena, libre de mitos y prejuicios.

Ni quiero calcular, si son 9 calorías por minuto, cuánto sería un turno de hotel!!! Y lo peor, hasta puedo tener problemas cardíacos, y convertirme en una mujer violenta, sólo por no tener el placer de una sensación orgásmica. Bue... el panorama no es muy alentador.
Menos mal que tengo a Felipe, violenta no voy a ser. Pero voy a quedar más o menos así, gorda como una chancha y comiendo naranjas, ni a Jorgito lo voy a tener...

Onomatopeyas

Me pasó en el colectivo, había un tipo al lado mío, la verdad, ni sé la cara que tenía pero miré su mano agarrada del asiento, del fierro o mejor dicho del agarramanos será? Y ví que era peluda, y me salió un quejido (por suerte muy suavecito) de asco. Puajjjjj, o puaggggggg, la onomatopeya que más les guste.
Y me dí cuenta que la abstinencia me está haciendo mal. Me pasa que miro a un hombre, e inmediatamente me imagino haciendo el amor con él, y entonces viene el puajjjj o puagggg, pocas veces viene el guaaauuuuuu, o mmmmmmmm de maravilloso. ¿Qué me pasa? Es como cuando haces dieta y se te cierra la boca del estómago. Estoy preocupada.

Decime lo que te gusta

Estoy sola. ¡Qué novedad! Entonces me pongo a pensar boludeces, o cosas del pasado, más especifícamente en hombres de mi pasado, que cada vez parece más lejano. Será como una memoria emotiva, para ver si el universo recibe la ondas y algo pasa...
Esta vez me puse a pensar las manías de los hombres cuando hacen el amor, por lo menos los que me tocaron a mí. Y la verdad que el panorama es grande. Ahora que hace tiempo que no estoy íntimamente conectada con uno, me parece más raro todavía lo que quieren que haga mis parejas ocasionales.
J sólo quería que le diga cosas sucias, malas palabras, cosas lascivas, más que lascivas, ya no se me ocurría nada que calentara su mente, y un día le dije: “búscate un diccionario de malas palabras"... y no quise terminar la frase con una grosería, para que no se calentara y se fuera de una vez por todas.
Hubo pedido de que me haga trenzas, me ponga una pollera kilt, o dulce de leche, y etcétera, etcétera. Pero hay algo que me molesta mucho, mucho, mucho. Y es como le digo yo, el informe sexteorológico.
P, otro de los hombres que pasó ( y se quedó varios días) por mi cama, requería en cada momento que le diera un parte de mis sensaciones, y eso no me permitía concentrarme en ellas, por lo tanto lejos estaba de tener un orgasmo. ¿Te gusta? Decime que te gusta, decímelo. Esto está bien, así te gusta, décime lo que te gusta.
¡Socorro! No puedo conectarme, me distraigo, y no soy una sexmachine.
¡Sí me gusta, me gusta pero no voy a acabar más así, déjame en paz, callate!
¿Por qué a todos, o casi todos, les preocupa tanto si me gusta lo que están haciendo, o si me gusta su pene, o si me gusta como besa, o... ?
Serán los libros, o los artículos de las revistas, o los programas nuevos que les metieron en su cabeza que no sólo deben ser ellos los que gocen.
Además, qué respuesta puede tener la pregunta: ¿Yo soy el mejor? Justo, en ese momento...
¿Qué le puedo contestar?. Y no mirá... a ver dejame pensar... me acuerdo que fulano era... ay, si y mengano si me acuerdo... ¿De qué estabamos hablando?
Si no me acuerdo ni cómo me llamo... ¡Si sos el mejor y el que la tiene más grande! Aunque de un ñoqui se trate, qué otra respuesta se puede dar. O sino un silencio que otorga, o un mmmmmm que piense lo que quiere. Mmmmmmm..... puede ser : maravilloso...... o mmmmm será un mmmm me quiero ir.
Hombres... no pregunten tanto y usen su instinto. Si estoy gimiendo y retorciéndome de placer, algo me debe gustar, no interrumpan eso con una pregunta que sólo puede tener una sola respuesta interior: déjame en paz, sólo quiero sentir.

Regalo para dos

¡No lo puedo creer! Es que el universo se conjuró hacia mi, y me manda todo para dos. Justo ahora que estoy más sola que nunca.
Sí, estoy sola, lo que implica el número UNO. Y si estoy sola no puedo hacer cosas para dos. Obviamente, lógicamente, y empíricamente ...
Hoy me regalaron para pasar una noche para dos personas, en un hotel 5 estrellas, esos que te dan ganas de quedarte a vivir, con camas king size, que parece que te tenés que tomar un taxi para ir de una punta a la otra, y que de solo verla te dan ganas de estar con alguien en ella, porque estando sola te marcan aún más la falta de otro por lo menos para llenar ese espacio. Y yo que desde que no tengo pareja, me acuesto en un lado. ¿Por qué seré tan pelotuda? Y no aprovecho toda la cama y me quedo allí en solita en mi lado como mirando para el vacío que no sé cuándo se llenará. (Suspiro)
Además, ¿puede haber algo más aburrido, y que te marqué más la ausencia del otro que pasarse una noche sola en una hotel 5 estrellas?
La cosa que el regalo era de una noche con desayuno, y mirando el hidromasajes en el que porsupuesto entran dos cómodamente y ni puedo imaginar lo que harán dos incomoda...mente en él, pero muy placentera...mente.
Y todo queda en mi ... mente.
Algo bueno, póngamosle algo positivo porque vengo de pálidas última...mente.
¡¡¡ El regalo vence el 26 de febrero de 2006!!!! ¡Yuppi!Tengo 6 meses para encontrar alguien, bueno un hombre para pasar mi noche en el hotel 5 estrellas con cama súper king size y bañera de hidromasaje.
Quiero pensar que conseguiré mi acompañante de hotel, pues ni me atrevo a decir mi pareja sincera...mente.

Ojos que no ven, corazón que ...


Te miro desde lo profundo de mi corazón, te busco desde mi más mísero hueso, te deseo desde mi anatomía de mujer, te pido desde mi vocabulario engañoso, siento que estás ahí, pero no sé dónde, siento que me hablas pero no te escucho, siento que me tocas pero permanezco intacta, dónde estás, te miro pero no veo nada.

Es sólo una peli ...

Quizás todas queramos ser como Bridget Jones, claro que sólo a una gordita, que usa calzones tipo abuela, y encima comete una y otra vez cagadas... una y otra más, y peca de todo, puede conseguirlo. Sí, estoy hablando de novio, en la versión 1, o de marido en la 2.
Será ilusionarse tontamente cuando vemos la película y creemos que el amor es posible, y que lucha contra todo... ufff... basta de mentiras.
Cuando la veo, necesito recurrir a Shakespeare con su Romeo y Julieta para sentir que pongo un poco de equilibrio.
Escribo un diario, tengo calzones (no tan grandes) y estoy excedida de peso, hago alguna que otra cagadas, claro que no tan cinematográficas...pero nada, y encima ni tengo un amigo que se haya enamorado de mí desde mi infancia.
Es más no veo a ningún amigo de mi infancia, que quizás sí se haya enamorado de mí.
Qué conjuro habrá que decir, creo que me falta la nacionalidad inglesa, es lo único que jamás voy a lograr. Ohhhh.... yeaaaahhhhh!
Abajo los diarios con final feliz!!!! Quiero historias verdaderas, pero esas no venden, no? Si no yo sería una estrella...

Fotos para el recuerdo

Miré mi álbum de fotos, que es un rejunte de todas la épocas de mi vida, pero pegadas así como venían, sin ningún orden premeditado, sin ninguna cualidad de especial, diferentes épocas, trabajos, personas, lugares, un gran rompecabezas sin armar, sin lógica, como iban saliendo de la caja dónde estaban guardadas ahí quedaban adheridas tras el plástico transparente.
El azar hizo que justo en cuatro páginas estuvieran las fotos de hombres con los que me acosté, amantes, novios y pareja, marido y demás… si es que queda algún demás a estos títulos.
Y entonces me di cuenta de que me faltan fotos de muchos, y me dio pena… porque pasarán a formar el universo del recuerdo. Tan subjetivo, tan personal. Aquel que hace que la cara se transforme sólo en un sentimiento, en una figura difusa, que el color de los ojos sea el que es pero la forma se convierta en alguna, y no en esa. Que la sonrisa se pierda para siempre y sólo quede la fragancia o el murmullo del nombre.
Y entonces pensé qué es en realidad el recuerdo. Ese poder que nos da la vida para darnos cuenta de todo lo que hacemos, de cómo transcurren los años, de cómo las cosas se fueron haciendo. Entonces por qué el recuerdo es selectivo, y uno recuerda aquellas cosas que ni sabe por qué quedaron grabadas, como las canciones cantadas, las risas por un chiste, el más horroroso de los papelones, un calzoncillo con un estampado espantoso, o el día que no te depilaste y justo hiciste el amor, porque el deseo no espera, los paseos y las noches de insomnio, las cortinas que el viento aleja de la ventana, las palmeras que se ven desde el balcón…
En el álbum no están todos, pero en el recuerdo no falta ninguno y al fin al cabo es lo que importa. Igual para los próximos, la tecnología digital viene tan bien!

Con un pie al rojo vivo

Algunos piensan otros hacen. Yo sigo pensando, sigo sin tener sexo bueno, de ese que te hace transpirar y te saca unos quejidos profundos de la garganta, de ese que recuerdo como algo lejano e imposible de repetir. ¿Dónde están los buenos amantes? ¿Es una raza en extinción?
Debo reconocer que tuve una oportunidad y la dejé pasar. ¿Cómo la dejé pasar? ¿Me estaré convirtiendo en una histeriquita? ¡Noooo! Yo no soy histérica, sólo que no encuentro la persona indicada.
Sigo en Chile la salida abortada erótica se transformó en la salida amistosa con mi amigo por e-mail. Mi amiga chilena, visto lo desalentador de mi frustrada aventura, me propone presentarme a un amigo de muchos años, que está sólo, o medio solo, o sólo con novia pero no blanqueada o algo así.
El señor en cuestión, tiene 51 años, bastantes más que yo, bastantes más… Y la verdad que no me gusta tanto, no puedo decir que lo rechazo, pero no es ese flash que tanto busco.
La situación es así: estamos mis dos amigas y yo con él. Bebemos, bebemos y bebemos, él más que nosotras. Bebe Fernet con cola, y yo cerveza. La cerveza está caliente y afuera hace mucho frío. Mis pies están tan helados, pues no me puse medias.
En un momento decidimos salir a tomar algo (algo más) a un boliche. De pronto en el auto él toca mi pies helados y los calienta con sus manos, son suaves y me gusta que me toque los pies.
Debo aclarar que siempre luché con el complejo de ser descendiente de Patora, pie típico empanada, con los deditos cortados iguales, odio mis pies pero a oscuras no los va a ver. Y no creo que tenga el tacto de un ciego. Sólo percibirá que un trozo mío, un pedazo de mi piel accede a que lo toqué. Cada tanto saca la mano del volante para tocarlos y calentarlos.
Parece ser que los pies se convirtieron en un fetiche, son la carga erótica de la noche. Me entrego a esos masajes que los calientan y también me calientan a mí.
Estamos los cuatro sentados en una mesa típica de bar, cuadrada algo despintada, uno en cada lado. El sigue tocando mis pies. Los saco de los zapatos y los pongo sobre las baranditas de la silla. De pronto, siento que toma uno y lo acaricia mientras sigue hablando con mis amigas. Sigo mirándolos a todos. No digo nada, trato de que mi cara siga igual. Pero me sale un “me gusta”, casi ronroneado. Y él me dice:
-¿Te gusta?- me dice él.
- Sí- ronroneo. Es el encuentro cercano del tercer tipo, más cercano y menos del tercer tipo que tengo en un mes.
Y como que no quiere la cosa, lo apoya ahí, entre sus piernas… ya saben dónde, y se masajea. ¿Qué hago? Lo sacó y lo miró con cara de desaprobación, o lo dejó que haga, y me entrego al placer con cara de aquí no pasa nada. ¿Mis amigas se darán cuenta de lo que está pasando? Ya a esta altura, se me calentó el pie... y la sangre, y arrebatadamente le saco el whisky que está tomando. ¡Necesito algo fuerte!
Después de varios masajes, y de nuestras respectivas caras de nada, saco mi pie, lo devuelvo a la fría sandalia, y rehuyo su contacto. El intenta tomarlo, pero no lo dejo. No puedo dejar de pensar en lo que había pasado minutos antes. ¡Vuala!
Todo quedó allí en esos minutos de carga erótica, digna de película española.
Ya eran las seis de la mañana. Me dejaron en mi alojamiento que estaba alejado del centro, y ellos - los tres- se fueron. Me quedé con mis pensamientos a mil, con mi sangre a quemando las arterias y venas, entre el whisky y la calentura estaba bullendo. Y me fui a dormir sola. Otra vez sola.

Te espero en el infierno

Salí de Buenos Aires de vacaciones para encontrarme con mi amigo chileno, quien me va a alojar en su casa, todavía no sé si en su cama. Todo el viaje de ida me la paso pensando que haré al llegar.
Después de todo solo lo vi unas pocas horas en una fiesta en un viaje anterior y luego nos escribirnos unos cuantos emails. Los míos muy descriptivos de mi vida, los de él sin muchas palabras, la mayoría con doble sentido. En ellos me proponía lujuria a grande escala. ¡¡¡Uauuu!!! ¿Qué espero para tomarme un avión para llegar a sus brazos?
Toda realidad supera a la fantasía. Cuando bajé del avión, me estaba esperando, muy correcto cargó mis bolsos y nos dirigimos a su casa. Que sensación rara, me di cuenta de que casi no lo conocía y sería su huésped. O peor, conviviría con alguien que apenas sabía cómo era.
Yo me analizaba continuamente - chek control - a ver qué sentía, qué me estaba pasando o si podía percibir en él alguna reacción que acusase cómo se sentía y qué le estaba pasando. Pero nada, nada afloraba más allá de su amabilidad. ¿Y de la lujuria qué?
Debo reconocer que cuando lo vi no me gustó. Lo recordaba diferente, me pareció envejecido, definitivamente: no me gustó, ni fue un flechazo, ni me atrajo, nada. ¿Y si a él le pasó lo mismo? Me había construido una imagen que no se parecía en nada a la real, y también había fantaseado con este encuentro. Muchas noches me dormía pensando si no sería hermoso enamorarme de él, así a la distancia. Veía nuestro encuentro como si una película de amor pasase por mi mente, él y yo... en la montaña.
¿Tan difícil es que dos personas se conozcan se gusten, y se amen? Stop. Vuelo muy alto, bastante que nos llevásemos bien los días que estaríamos juntos.
Resumo mis vacaciones, planeadas como “súper eróticas” y que resultaron más castas que la Novicia Rebelde, que no era ni tan rebelde ni tan novicia, y me imagino que ni tan casta. Con esa carita de ángel le sacó el novio a la baronesa, y se quedó con toda una familia y rica encima. Tonta la chica, ¿no?
A mi me pasó todo lo contrario: Nunca pasó nada, ni un apretón más fuerte de manos, ni un beso más cálido en la mejilla, ni un abrazo sentido, nada, nada... y cuando digo nada es: NADA.
Se comportó como un caballero, y todas mis amigas que estaban esperando, como buitres ansiosas, detalles morbosos de una relación casual y sexual a distancia, se quedaron con la saliva colgando de la boca, porque me creyeran o no, no les pude contar nada.
-Es puto - me dijeron enseguida como cotorras desesperadas tras el loro.
-No lo sé – les contesté.
¿Sería puto y no me di cuenta? O sería educado, o sería tímido, o lo que es peor de todo y que baja mi autoestima al último piso, digo subsuelo: YO NO LE GUSTABA.
Y para qué me hago tanto problema si él a mí no me gustaba. ¿Qué iba a pasar si dormiríamos juntos? No, ni pensarlo mejor así que el destino haya programado unas vacaciones limpias y puras, para desintoxicarme de todo y seguir el año a full. Mejor así. No, es mentira: ¡ESTOY DESESPERADA QUIERO TENER SEXO!
O sólo a los hombres les puede dar esa necesidad que justifica cualquier acción, y a ellos les cuesta estar sin..., es propio del hombre que tengan ganas de..., ellos pueden tener sexo sin amor... y nosotras qué. No vengan con todas esas boberías de la historia. ¡Oh, los hombres! Simples mortales que nos hacen sufrir.
CONSUELO: Después de todo pasé unos días geniales, viajé por la cordillera, soporté a un hombre que jamás soportaría en otras circunstancias, y me vine llena de pensamientos maliciosos que no sé con quién realizaré.

¿Quién fue?


Mataron a Cupido y por la espalda. Villanos traidores, no creyentes, apóstoles apócrifos del desamor. Lo mataron al pobre, con su propia flecha.
Quién habrá sido,
un amante olvidado,
un casado engañado,
una mujer cansada de esperar,
una viuda sollozante,
un cartero sin cartas de amor,
un perdido en la tinieblas de la indiferencia,
un dependiente de los suspiros de su amada,
un mentiroso empedernido,
una adolescente enojada,
un pobre ilusionado,
una chica que espera su llamado,
una señora que se cansó de esperarlo,
un hombre que nunca lo esperó,
un corazón lleno de amargura,
una ráfaga de cansancio,
una lágrima que cae por la mejilla,
un llanto en medio de una ruptura,
un llamado que no se atiende,
la soledad, el hastío, el abandono,
la dulce liviandad del recuerdo...