De sucesos y conveniencias

“Todo lo que sucede, conviene.” Es una frase que me regaló un amigo, me dijo que era cubana. Me gusta esa frase, es optimista. Ese amigo se perdió dentro de las desapariciones etiquetadas como inexplicables, y me dejó su frase, que bien podía aplicar a su mudo abandono.
En este pronto a estrenar 2009 voy a tomar el dicho cubano, como un mantra personal. Porque si analizo mi vida, y me detengo en los acontecimientos en que parecía irme a pique, siempre apareció una tabla salvadora, y el cambio fue para bien.
Cuando dejé todo y fui tras lo que creí era el amor de mi vida, volví no sólo con el corazón con agujerazos, también me quedé sin trabajo fijo casi un año y me comí todos mis ahorros, pero ese tajo que tuve en la ruta de mi vida, convino.
Había dejado atrás no sólo temores de hacer un aterrizaje forzoso en el campo de los amores, sino una ocupación que me torturaba, y que, a pesar de todo, no me animaba a dejar.
-Cuelgo todo y me voy- dije un día, y me tomé un avión.
Y la vida de pronto, giró, se desacomodó, volvió a girar como un trompo, y al final se acomodó, y todo convino.
Convino el adiós, convino el engaño, convino hasta el final, porque el adiós trajo un nuevo hola; el engaño trajo la verdad; y el fin, como siempre, trajo un principio pegado a las letras The end.
Convino la desazón, porque dio lugares a nuevas ilusiones; y convinieron las lágrimas, porque limpiaron mis ojos para mirar mejor.
Convinieron las palabras hirientes, porque dieron lugar al perdón, y convino, también la inocencia perdida, porque trajo la sabiduría. Hasta convino el desempleo, porque pude buscar lo que alimentaba mi vocación.
-Todo lo que sucede, conviene- dicen los cubanos; y también yo; y supongo que seguirá diciendo mi amigo, o ex amigo, o amigo en el silencio anónimo; y espero que ustedes también, porque hoy se las regalo, envuelta entre los post de este blog.

Qué todo lo que les suceda, convenga. Hoy y siempre. Feliz año para todos.