Hoy no tiene plural

Sé que la vida sigue aunque termine el año. El fluir continuo de la sangre en el espacio de cada uno. No pienso que tengo que respirar, sólo lo hago. Sé que respiraré aunque no me lo proponga. La vida es una eterna sucesión de días, de ayeres y mañanas, pero sobre todo de hoy.
De hoy que no tiene plural, quise ponerlo pero no lo encontré, porque sólo hay uno. Sólo hay un hoy. Hoy te veo, hoy quiero, hoy amo, hoy río, hoy sueño, hoy me despierto, hoy te llamo, hoy gozo, hoy soy yo. Hoy respiro, aunque no me lo proponga.
Sólo hoy lo hago, porque después de este instante ya no será ahora, sino recién, hace un tiempo, hace siglos o segundos. Será ayer. Para el caso es lo mismo, luego de hoy ya todo entra en tiempo pasado, perfecto o imperfecto. O en posible futuro. Imperfectamente perfecto.
Ayeres, y mañanas hay muchos, felices, tristes, inolvidables, dolorosos, sorpresivos, acalorados, sinceros, opacos, esperanzadores, hay tantos ayeres de todo color y tipo; hay tantos, mañanas que no existen todavía sino en el deseo de cada uno.
Hay tantos mañanas como el primer día del nuevo año que empezará como empezaron todos los otros. La vida seguirá para algunos cuantos, los días esperarán uno tras otro para ser vividos, agrupados en racimos de minutos y segundos, apelmazados de recuerdos. Las horas esperarán para convertirse en historias cotidianas, historias que escribirán algunos tantos, o algunos pocos, pero que serán vividas por cada uno de los mortales. Que pasarán a ser los muchos ayeres. Que serán, como dijo Borges, los muchos ayeres de la historia hoy detenida y única.