Suposiciones

Se supone que vienen las fiestas de fin de año y uno debe decir buenos augurios y deseos benévolos, benéficos y bellos para todos.
Se supone que el espíritu navideño deba primar por sobre todas las cosas; que los renos y los gorritos de Papá Noel, el colorado, el verde, angelitos y pesebres, ilustrarán cada página de nuestra vida durante dos semanas; que llegarán emails y más emails de todas las empresas, medios, prenseros, consultoras, agencias, y demás contactos, con campanitas, con pinitos, cintitas de colores, estrellitas plateadas o doradas, botellas que se descorchan, la Sagrada Familia en todos los estilos, y más deseos y deseos de paz y amor para todos, y de un 2008 excelente, fructífero, esperanzador, y montones de power point, con más amor, y más amor, y que se cumplan todos tus deseos, sueños proyectos, anhelos, ilusiones, y la de los tuyos, obviamente.
Se supone que también suenen los din, don, dan; los ho, ho, ho y noche de paz, noche de amor. Se supone que los festejos copen los restaurantes, las cenas de todos los de la empresa se hagan tan necesarias, como las cajas con pan dulce y esos turrones duros y secos que casi nadie come, también se supone que se empiece a ver con quién se pasa el 24, el 25, el 31 y el 1º. Y que algunos se pongan en pedo, que otros exploten cohetes, y los más adinerados quemen su plata en fuegos artificiales que salen un ojo de la cara, el mismo ojo que vendado supuestamente ocupará todas las tapas de los diarios.
Se supone que mi mamá me diga qué carajo me pasa que no me gustan las fiestas, y yo le diga que supuestamente eso empezó a los tres años cuando mi primito me quemó la ceja con una estrellita que, se supone, es dentro de la pirotecnia lo más inofensivo, y que se agudizó cuando el supuesto Papá Noel no me trajo lo que le pedí, porque supuestamente se había perdido la cartita. Se supone que ya esté cansada de varias cosas, y que esté cansada de hacer lo que se supone normal, civilizado, políticamente correcto para todos.
Se supone que esté loca si me compró un pasaje y no le digo a nadie de los que suponen que voy a ir a las cenas familiares, ya pactadas y prolijamente armadas desde hace 15 días, y que recién los llame desde miles de kilómetros de distancia, donde supuestamente no haya ningún arbolito artificial brillando con sus lamparitas eléctricas, y sus bolas colgando de cada rama, ni tampoco ningún viejo se disfrace de Papá Noel y se muera de calor dentro de un traje de simil pana rojo.
Se supone que tenga estas fantasías, pero que después supuestamente me olvide de todo y conteste los emails, escriba saludos, compré las peladillas, las nueces y los turrones, que envuelva los regalos, y que chupe champagne hasta olvidarme que mi tía de ochocientos años me diga una vez más en la noche del 31, ojala que este año tengamos casamiento.
Se supone.