¿Rubias o morochas?

Una encuesta realizada por el diario El Argentino dio como resultado que los hombres de este país, de esta Ciudad en definitiva, se “ratonean” más con las morochas, y que además son más “gauchitas” al momento de hacer el amor. Debo aclarar que no soy ni morocha, ni rubia, y tampoco pelirroja, estoy en la franja de las castañas (por ahora) y que por eso puedo tomar una postura no objetiva, pero si imparcial en el tema.
Luego de leer el artículo, y de acuerdo a varias observaciones que me hizo gente que vino del exterior, llegué a una conclusión, que podría ser una verdadera paradoja de las relaciones entre hombres y mujeres de estas pampas.
¿Por qué si a los hombres argentinos les gustan más las morochas, la gran mayoría de las mujeres argentinas se tiñen de rubio?
Esta pregunta bien podría ser la hipótesis de futuros estudios sociológicos, acerca del comportamiento de la hembra y el macho rioplatense en las relaciones interpersonales. Lo primero que se me ocurrió es que muchas mujeres en algún punto queremos ser Marilyn, o quizás porque el rubio en la cabeza siempre fue garantía de mirada masculina, porque desde chiquita nos decían, mirá que linda la rubiecita, por eso con el correr del tiempo, y gracias a los avances de la ciencia mezclada con agua oxigenada de 20 volúmenes, logramos conseguir ese tono dorado que nos acercaba a la imagen de otra mujer, deseada por todos, por cierto.
Aunque las más pendex están virando al negro, es cierto. Lo que indicaría un cambio de mentalidad generacional. Y las rubias quedarían en la franja cerca de los 40.
En algún momento de mi vida pasé a formar el grupo de las rubias “peliteñidas”, como dicen en la novelas centroamericanas. Pero, fuera de todo pronóstico no me gustó, y volví al color de cabello que la madre naturaleza me dio. Y que las aguas de esos lares oscurecieron sin piedad.
Igual reconozco que esos meses que estuve onda Meg Rain, los hombres fijaron más la atención en mí. Ah -me dije-, a ellos les gustan las rubias. Pero ahora parece que la cosa cambio, ¿Se cansaron de las rubias?
Lo segundo que pensé es que las argentinas se tiñen de rubio, sólo por llevarles la contra a sus congéneres masculinos. ¿Te gustan las morochas?, pero mirá vos, ¡ahora me tiño de rubia platinada! Claro, que esta última teoría llevaría una carga de maldad femenina. Mejor descartarla.
De una forma u otra, lo que realmente creo es que el color de pelo, como el color de piel, no son atributos que hagan mejor o peor a una persona. Desde donde quieran mirarlo, desde el erotismo, la inteligencia, o la bondad. No otorgan cualidad de amante apasionada, o muertita en la cama. Cada mujer, como cada hombre, es un universo en sí, y el color, después de todo, es sólo eso: un tono para llevar consigo, natural o artificial, durante esta vida.

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