Sabor a tí...

Cleopatra era una fiel devota del semen. Era muy lasciva y muy, muy erótica. Eso dicen los que escribieron acerca de ella, porque obviamente no la conocí, y tampoco fui la soberana egipcia en alguna vida pasada. También dicen que era más bien fea, y físicamente no tenía nada que ver con la Cleocleopatra, la reina del Nilo, que encarnó Liz Taylor.
Su nombre en griego Merikane, significaba “la de la boca abierta”. Nunca tan bien elegida su gracia, ya que adoraba hacer fellatios, o sea succionar y lamer el falo, o sea chupar un pene, o sea hacer un pete, hablando en porteño.
Tal era su obsesión por el semen, ya que le atribuía poderes rejuvenecedores, que cuentan que para darse un buen rejuvenecimiento organizó una fiestita con más de cien hombres, nobles de su corte, a los que fue dejando limpitos, boca de por medio. Podría pensarse que la fiesta duró varios días, muy en la usanza de la época, pero no, dicen los escribas, que duró una noche. Mirála, a la Cleocleopatra.
Leyenda o no, me preguntó: ¿si viviera hoy en los tiempos del Botox, dejaría las fellatios o seguiría con los dos métodos de rejuvenecimiento?
Hablando con una y otra, puedo dividir a las que adoran hacerlo, que las calienta y pum para arriba (Cleopatra a la cabeza), a las que lo hacen pero no se involucran con toda la pasión en el asunto, es más una cuestión solidaria, vos me haces sexo oral a mí, y yo te hago a vos, pero... ¡ufa! Y, por último, a las que rechazan la idea, la forma y la acción. Es más, lo aborrecen. Y también odian a Cleopatra.
Las estadísticas arrojan que un 94% de mujeres por lo menos lo hicieron una vez. En los estudios del famoso doctor Alfred Kinsey, se hablaba de un 45% de mujeres que lo habían hecho antes de casarse. O sea, que la cosa gusta más de lo que se rechaza.
Más allá de la frialdad de los números, hay un tema que siempre me preocupó, y un descubrimiento que me sorprendió en los últimos días y tiene que ver con el sabor del semen. Tópico que bien puede ser uno de los motivos de rechazo.
La cosa pasa por darle un sabor gourmet al “elixir” que Cleopatra adoraba y que bebió incansablemente, aunque supongo que en el 99 ya estaría cansada. Y que ahora gracias a un polvito (y hablo literalmente) puede convertirse en el más dulce néctar, probado por mujer alguna. Es que hay en el mercado un producto llamado Semenex (no estoy jodiendo), que logra esto con solo ingerirlo como un complemento dietario. Basta de arcadas, ir corriendo al baño para escupir, ojos llorosos, ahora con Semenex, se solucionó todo.
Habrá que abonar unos cincuenta dólares para unas 30 dosis, y otra que la publicidad de Ser, no te privés de lo dulce. En la página aseguran que está basado en una investigación de textos antiguos originales de cultos eróticos, de la época pre Sumeria, fórmulas milenarias que logran una dulcificación del semen. Tal vez sea 100% efectivo, pues dime lo que comes y te diré que gusto de semen tienes.
Husmeando por Internet descubrí que en Terra me aconsejaban: “dale de comer cosas dulces, frutas y alcoholes fermentados, ya que por sus altos índices de azúcares, al ser asimilados por el cuerpo, traducirá un semen de sabor más aceptable que el resto del tiempo. Dile que evite espárragos o productos de sabores muy fuertes”. Gracias Terra.
Quizás hay que probar -mucho duraznito y nada de queso Roquefort- y de paso ahorrar 50 dólares. Tal vez resulte y se logre como dice el Kamasutra: la succión de una fruta de mango, sin gastar un mango.

Foto: Duggy Limes'
Post publicado 2007

Singles del mundo

No soy muy afecta a festejar el Día de San Valentín. Aunque, mea culpa, una vez, juro que sólo fue una (o dos) sucumbí a la tentación sanvalentiniana y poblé de corazones rojos a un pobre mortal, que en ese entonces adoraba. Hoy no, claro. La fragilidad del amor.
El marketing de la fiesta del 14 de febrero me irrita, por decirlo con altura. Ositos melosos y corazones en todo. Y amor, amor, amor envuelto en papel brillante, rojo por supuesto. ¿No suena todo a falso amor? Y ni hablar de todos los emails que me llegan promocionando desde cenas en barcos, hasta bombones eróticos. Pero hoy, entre un montón de promociones para San Valentín, vi un correo que decía: “Día Mundial del Single”. Estaba entre dos de una compañía discográfica que felicitaba a sus artistas por haber ganado un Grammy y no sé por qué lo atribuí a algo musical.
Claro, que el Día Mundial del Single… referido a algo musical era tan pelotudo para festejar que la curiosidad pudo más y, en vez de borrarlo directamente, lo abrí.
Para mi sorpresa vi que “single” no era una canción sino que se refería a soltero. O solteros y solteras también. Como bien decía en el email, “hay toda clases de singles”, los por elección, los fóbicos al matrimonio, los que recién se separaron o divorciaron, los que reniegan de su condición y los que viven su soltería como una etapa de transición.
Para darle un toque muy serio, incluía datos estadísticos. En Argentina, el 24% de los hombres y mujeres de 30 a 60 años no tiene pareja. En Capital, este número llega al 49,9%. El objetivo de email no era dar a conocer estas cifras (alarmantes según Mona), sino que en realidad era todo el marco de una invitación, porque nada mejor que festejar el Día Mundial del Soltero con una mega fiesta para que se conozcan y festejen estar solteros. (Hay quien quiera festejar y otro matarse, pero en fin) Por eso 10en8.COM (Citas rápidas) y ZonaCitas.com (citas online) organizaron un party para la celebración del "Día Mundial del Single", que se realiza desde el 2007 cada 13 de febrero. ¡Y yo que jamás festejé ese día, y cuantos 13 de febreros los pase solterita como la que más!
Me intrigó saber cuánto saldría la fiestita para solteros y cliqueé en la página 10en8, les cuento si se compran antes, salen 100 pesitos, y en el momento 120 pesos. Por lo visto los solteros son negocio redondo, redondo, perdón un negocio con forma de corazón.