Inteligencia vs. fidelidad

Se acuerdan de ese estudio que comenté acerca de que las mujeres inteligentes tenían menos posibilidades de casarse, incluso las que tenían estudios universitarios corrían con un 4% más de imposibilidad. Hace poco encontré un artículo que otra vez involucró la inteligencia con cuestiones del amor, aunque esta vez sería más del desamor. O, por lo menos, de un amor en baja. Porque ahora un estudio realizado por un equipo de la prestigiosa London School of Economics (está vez no fueron los de Massachusetts, qué raro) sostiene que los hombres que son infieles a sus parejas presentan un coeficiente intelectual más bajo que aquellos que no lo hacen y mantienen la monogamia.
El trabajo, cuyas conclusiones fueron publicadas en la revista especializada Social Psychology Quarterly, analiza dos grandes bases de datos de Estados Unidos, una sobre salud adolescente y otra de carácter social, en las que se midieron diferentes comportamientos y el coeficiente intelectual tanto en adultos como en niños (y ... vieron cuantos novias tiene un preescolar). Tras comparar minuciosamente los resultados de ambos estudios, observaron que las personas que daban importancia a la fidelidad sexual en una relación tenían coeficiente más alto. Leyeron bien, sería algo así: hombre monógamo = hombre inteligente.
Lo que no me queda muy claro, es si este estudio lo firma una mujer u hombre, porque el autor es Satoshi Kanazawa. Y mi ignorancia en el campo de los nombres orientales no me permite descubrir el sexo del autor. Algo que quizás más allá de la ciencia pudiera haber influenciado en sus declaraciones acerca de que "los hombres inteligentes son más propensos a valorar la exclusividad sexual", un comportamiento que se considera una señal de la evolución de la especie. Según él, a lo largo de la historia, los hombres siempre fueron "relativamente polígamos", por lo que una relación monogámica supone una "novedad evolutiva", en oposición al hombre primitivo, que era propenso a la promiscuidad.
O sea que ser fiel es el camino sin retorno de la evolución de la especie masculina. Mmm… permítanme disentir. Dado mis humildes estudios de campo, o ciudad en este caso, dado mis conocimientos a través de mis amigas más cercanas, y también de mis amigos, que me cuentan sus retrocesos evolutivos (según Kanzawa), y de todas las historias que me llegan vía email, no veo que esa “novedad evolutiva” haya llegado a Argentina.
Por otro lado, es cierto que en este país siempre vamos a contramano, y podría ser que en este tema todavía nos falte crecer, o transitar unos añitos más, que en el país del norte.
Y, para agregar un tema más de polémica al estudio, el autor asegura que estos resultados no se pueden aplicar a las mujeres ya que "ellas siempre fueron relativamente monógamas y, por lo tanto, esto no supone una evolución". Y ahí, me atrevo a decirle: Satoshi, está equivocado, o las señoras de la encuesta mintieron, o el “relativamente” no está muy bien especificado, pero la historia, o las estadísticas, demuestran otra cosa. Las estadísticas de infidelidad aseguran que el 60% de los hombres son infieles, y que el 40% de mujeres les sigue los pasos. Otros datos, nos ponen al frente, por ejemplo, para Sexole, el primer estudio sobre conductas y preferencias sexuales de usuarios de Internet en España, las mujeres son más infieles que los hombres (50% frente al 44%). Claro, que el tema es que con evolución, o sin ella, la mujeres lo mantenemos más calladito.

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