Te espero en el infierno

Salí de Buenos Aires de vacaciones para encontrarme con mi amigo chileno, quien me va a alojar en su casa, todavía no sé si en su cama. Todo el viaje de ida me la paso pensando que haré al llegar.
Después de todo solo lo vi unas pocas horas en una fiesta en un viaje anterior y luego nos escribirnos unos cuantos emails. Los míos muy descriptivos de mi vida, los de él sin muchas palabras, la mayoría con doble sentido. En ellos me proponía lujuria a grande escala. ¡¡¡Uauuu!!! ¿Qué espero para tomarme un avión para llegar a sus brazos?
Toda realidad supera a la fantasía. Cuando bajé del avión, me estaba esperando, muy correcto cargó mis bolsos y nos dirigimos a su casa. Que sensación rara, me di cuenta de que casi no lo conocía y sería su huésped. O peor, conviviría con alguien que apenas sabía cómo era.
Yo me analizaba continuamente - chek control - a ver qué sentía, qué me estaba pasando o si podía percibir en él alguna reacción que acusase cómo se sentía y qué le estaba pasando. Pero nada, nada afloraba más allá de su amabilidad. ¿Y de la lujuria qué?
Debo reconocer que cuando lo vi no me gustó. Lo recordaba diferente, me pareció envejecido, definitivamente: no me gustó, ni fue un flechazo, ni me atrajo, nada. ¿Y si a él le pasó lo mismo? Me había construido una imagen que no se parecía en nada a la real, y también había fantaseado con este encuentro. Muchas noches me dormía pensando si no sería hermoso enamorarme de él, así a la distancia. Veía nuestro encuentro como si una película de amor pasase por mi mente, él y yo... en la montaña.
¿Tan difícil es que dos personas se conozcan se gusten, y se amen? Stop. Vuelo muy alto, bastante que nos llevásemos bien los días que estaríamos juntos.
Resumo mis vacaciones, planeadas como “súper eróticas” y que resultaron más castas que la Novicia Rebelde, que no era ni tan rebelde ni tan novicia, y me imagino que ni tan casta. Con esa carita de ángel le sacó el novio a la baronesa, y se quedó con toda una familia y rica encima. Tonta la chica, ¿no?
A mi me pasó todo lo contrario: Nunca pasó nada, ni un apretón más fuerte de manos, ni un beso más cálido en la mejilla, ni un abrazo sentido, nada, nada... y cuando digo nada es: NADA.
Se comportó como un caballero, y todas mis amigas que estaban esperando, como buitres ansiosas, detalles morbosos de una relación casual y sexual a distancia, se quedaron con la saliva colgando de la boca, porque me creyeran o no, no les pude contar nada.
-Es puto - me dijeron enseguida como cotorras desesperadas tras el loro.
-No lo sé – les contesté.
¿Sería puto y no me di cuenta? O sería educado, o sería tímido, o lo que es peor de todo y que baja mi autoestima al último piso, digo subsuelo: YO NO LE GUSTABA.
Y para qué me hago tanto problema si él a mí no me gustaba. ¿Qué iba a pasar si dormiríamos juntos? No, ni pensarlo mejor así que el destino haya programado unas vacaciones limpias y puras, para desintoxicarme de todo y seguir el año a full. Mejor así. No, es mentira: ¡ESTOY DESESPERADA QUIERO TENER SEXO!
O sólo a los hombres les puede dar esa necesidad que justifica cualquier acción, y a ellos les cuesta estar sin..., es propio del hombre que tengan ganas de..., ellos pueden tener sexo sin amor... y nosotras qué. No vengan con todas esas boberías de la historia. ¡Oh, los hombres! Simples mortales que nos hacen sufrir.
CONSUELO: Después de todo pasé unos días geniales, viajé por la cordillera, soporté a un hombre que jamás soportaría en otras circunstancias, y me vine llena de pensamientos maliciosos que no sé con quién realizaré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otra boluda argentina. Nena, no
se conoce a un hombre por internet,
tenes que conocerlo personalmente,
si no siempre vas a tener una imagen falsa, una fotito y algunos
mensajes literarios o porno. Y para
colmo ir a Chile, no tenes nadie en
Argentina, que hay muchos tipos lindos, solos y ansiosos por coger?
Ojala se te hubiera caido el avion
en la cordillera.