Domingo con olor a glicinas

Tres vueltas más y termino, el cansancio se nota. Un esfuerzo más, y justo cuando parece que la energía se pierde es cuando huelo el olor a las glicinas, que están ahí en la pérgola. No me había percatado de ellas, pero ahora se ve que el viento cambio, y sólo es su aroma lo que llena mi universo. Cierro los ojos inspirando profundamente, y cuando los abro la geografía humana de la plaza empieza a cobrar vida.

Dos cartoneros, que dejaron estacionado contra el cordón su carrito de supermercado, atiborrado de bolsas negras de consorcio, están recostados en el césped, y en el medio de los dos hay un tablero de damas. Un tablero casero, hecho con algún cartón de los que levantaron. Las líneas están perfectamente trazadas, horizontales, verticales, y diagonales. Perfectas, líneas negras sobre el cartón marrón. Están jugando un partidito, las fichas son blancas y azules, de plástico.

Un poco más adelante, un viejito está sentado con las piernas subidas, así como se suelen sentar los adolescentes, sus talones contra sus nalgas. Y al lado su hijo, que le habla de vez en cuando. Los dos parecen tristes. Dos niñitas bajan corriendo y rodean a la palmera de la esquina, tienen unos vestidos azules muy oscuros, muy cerrados, también llevan medibachas azules. Se las ve tan oscuras, pero con la vitalidad de un niño, corren, se ríen, un poco más lejos está el padre, lleva un kipá en la cabeza. Parecen de otro tiempo, como de película antigua. Un dogo se acerca al caniche blanco.

Una más y termino. Un chico con el pelo gris alborotado, está tirado en el pasto, que aún conserva el olor de recién cortado, junto a su novia, quien le ceba mate. Otro hace no sé qué cosa con el pelo de su chica, parece como que lo está limpiando de algo. Las tres señoras, optaron por las sillitas de playa, en vez de lonas o toallones, charlan y charlan una se descalzó, los pies desnudos disfrutan del verde. El padre le saca fotos a la nena que le tira maíz a las palomas, toda una producción, dejá la bolsa, tirale con la mano, sonreí, está rodeada por ellas pero no parece tener miedo, sonríe para la cámara. La señora con la paleta de madera en l mano, corre protestando porque su hijo le tiró la pelota de goma muy lejos, y los dos chicos coreanos, juegan con cartas de poker, mientras un pote de medio kilo de helado, se derrite a su lado. El señor boliviano come con las manos fideos con tuco, que saca de una bolsa de plástico, y su pequeño hijo hace lo mismo. Mete las manos en el envase, y las saca con los fideos chorreando, que se escurren de esta prisión involuntaria.

Son los últimos metros, el señor le pone un sombrerito al bebé que pronuncia en su idioma lo que sería "quiero ir a los juegos", el niño ya terminó de comer los fideos, los coreanos siguen jugando a las cartas, las niñas vestidas de oscuro cruzan la calle junto a su padre, el dogo está al lado del caniche blanco, y la señora se calzó unas sandalias negras, el anciano y su hijo siguen sentados callados, el viento le vuela la yerba a la novia del chico canoso cuando intenta llenar el mate, la nena ya se sacó todas las fotos, las palomas siguen comiendo maíz.
Terminé. Vuelvo a casa sola, pero feliz porque sentí que la vida estaba allí impregnada de olor a glicinas.

10 comentarios:

Una Pepina dijo...

Domingo agridulce, chicos y viejitos, perros, familia, amor y soledad, juventud y vejez.
Te llevaste en los ojos un pantallazo de vida,te llevaste las glicinas en los sentidos, quizás una manchita de césped.
Todo lo que viste, lo viste con los ojos del corazón querida Malitzia.

El Padrino dijo...

... sin palabras ... no, sigo sin palabras...

Damian Sierra dijo...

Domingo melancolico. Decime si no eran mas melancolicos en la era secundaria.
Saludos

Anónimo dijo...

Curiosa inclusión de una anécdota fantástica -los cartoneros jugando a las damas, lo cual es, por supuesto, imposible- y otra realista - el boliviano comiendo fideos con la mano, lo cual es, por supuesto, asqueroso (aunque quizá estés cometiendo una injusticia y sea jujeño)-.

MALiZiA dijo...

Lo de los cartoneros, juro que es cierto, lo del señor boliviano, tenés razón bien podría ser del un jujeño, hasta peruano. Si lo veo de nuevo le pregunto.

Anónimo dijo...

que importa si son jujeños, peruanos o bolivianos? que importa si es verdad el juego de damas? o acaso los cartoneros no pueden jugar a las damas o al ajedrez??? les recuerdo que esos juegos son de inteligencia..no de cultura... y la inteligencia es algo con lo que se nace, la cultura algo que se hereda , se compra o se gana...lo importante es la imagen..lo que la niña malizia (perdon x mi atrevimiento de llamarla niña) quizo representar.
Saludos
Abelardo

Anónimo dijo...

Lindo relato, cuasi conmovedor, ahora bien, contando con que sepas disculpar mi cartonera ignorancia... Qué son glicinas?

MARROM

Anónimo dijo...

Necesito comunicarme con Diego (Puto el que lee). Quien esté en contacto, favor de pasarle este mensaje. Gracias.
mascaro.ruben@gmail.com

Anónimo dijo...

Ignorancia II

tampoco se lo que son glicinas...bah ...no tengo la imagen para representarlas...

m eperdi de algo creo...

bss :)

Roberto Iza Valdés dijo...
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