Ayer, Mona volvió de su viaje por Centroamérica, y el regreso ameritaba una "cenita de chicas" como siempre decimos. En medio de la comida, regada por historias delirantes de su viaje, en el que fue acechada por un uruguayo casado, que no entendía las palabras, "no quiero nada con vos", y por navegaciones en lagos que la levantaban a las 5 am, en medio de esas charlas, desordenadas, adrenalínicas y llenas de onomatopeyas, empezó a preguntarnos a una por una, si teníamos una pena.
¿Una pena? Claro, quién no tiene una pena tirada por algún rincón del corazón.
Muy misteriosa saco unas cajitas muy diminutas de su cartera y nos la entregó a cada una. “Son quitapenas”, nos aclaró.
Abrimos las cajitas y aparecieron unos más diminutos muñequitos, eran 6, de diferentes colores. Tiernos, muy tiernos.
-Tienen que contarle sus penas y luego ponerlos debajo de la almohada, mientras duermen ellos se llevarán las penas- nos explicó.
-Tienen que contarle sus penas y luego ponerlos debajo de la almohada, mientras duermen ellos se llevarán las penas- nos explicó.
Este momento fue el punto culmine de nuestras onomatopeyas. ¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyy! Qué linduritas. Mona pensó en curarnos las penas y nos trajo un souvenir de su viaje para que suceda con algo tan milenario.
No sé si porque siempre hablamos de hombres, los que trajo son todos hombrecitos, me enteré que también hay de mujeres. Son originarios de Guatemala. Dicen que fueron creados para los niños que no podían dormir, por eso debían contarle sus problemas al muñeco y guardarlo bajo la almohada antes de acostarse. De acuerdo al folclore el muñeco se preocupa por el problema en lugar de la persona, permitiéndole dormir tranquilamente. Cuando la persona se despierta, lo hará sin sus problemas, que se los habrá quedado el muñequito.
-Esto es una tradición indígena y está comprobada, no como vos que nos trajiste la pareja de coyitas de Jujuy para que encontremos novios y nunca pasó nada- me espetó Mona.
-Es que ese poder de los coyitas, Mali lo inventó- aclaró Loli riéndose.
Era cierto eso lo había inventado en ese momento, nadie me dijo que si te ponías la parejita ibas a conseguir novio, pero ante la necesidad surgen las creencias, ¿o no? Y se veían tan lindo juntitos, con esos colores tan vivos...
No sé si porque siempre hablamos de hombres, los que trajo son todos hombrecitos, me enteré que también hay de mujeres. Son originarios de Guatemala. Dicen que fueron creados para los niños que no podían dormir, por eso debían contarle sus problemas al muñeco y guardarlo bajo la almohada antes de acostarse. De acuerdo al folclore el muñeco se preocupa por el problema en lugar de la persona, permitiéndole dormir tranquilamente. Cuando la persona se despierta, lo hará sin sus problemas, que se los habrá quedado el muñequito.
-Esto es una tradición indígena y está comprobada, no como vos que nos trajiste la pareja de coyitas de Jujuy para que encontremos novios y nunca pasó nada- me espetó Mona.
-Es que ese poder de los coyitas, Mali lo inventó- aclaró Loli riéndose.
Era cierto eso lo había inventado en ese momento, nadie me dijo que si te ponías la parejita ibas a conseguir novio, pero ante la necesidad surgen las creencias, ¿o no? Y se veían tan lindo juntitos, con esos colores tan vivos...
Esto pasó ayer a la noche, todavía ninguna probó la eficacia de los quitapenas guatemaltecos.
prometo ir poniéndome al día con ustedes, conmigo también, y sobre todo con mis quitapenas, que a la noche estarán debajo mi almohada, conversando entre ellos viendo cómo se pueden arreglar mis problemas. No sé si pedir una entrega al por mayor, temo que con seis no alcancen.
prometo ir poniéndome al día con ustedes, conmigo también, y sobre todo con mis quitapenas, que a la noche estarán debajo mi almohada, conversando entre ellos viendo cómo se pueden arreglar mis problemas. No sé si pedir una entrega al por mayor, temo que con seis no alcancen.