Fotos para el recuerdo

Miré mi álbum de fotos, que es un rejunte de todas la épocas de mi vida, pero pegadas así como venían, sin ningún orden premeditado, sin ninguna cualidad de especial, diferentes épocas, trabajos, personas, lugares, un gran rompecabezas sin armar, sin lógica, como iban saliendo de la caja dónde estaban guardadas ahí quedaban adheridas tras el plástico transparente.
El azar hizo que justo en cuatro páginas estuvieran las fotos de hombres con los que me acosté, amantes, novios y pareja, marido y demás… si es que queda algún demás a estos títulos.
Y entonces me di cuenta de que me faltan fotos de muchos, y me dio pena… porque pasarán a formar el universo del recuerdo. Tan subjetivo, tan personal. Aquel que hace que la cara se transforme sólo en un sentimiento, en una figura difusa, que el color de los ojos sea el que es pero la forma se convierta en alguna, y no en esa. Que la sonrisa se pierda para siempre y sólo quede la fragancia o el murmullo del nombre.
Y entonces pensé qué es en realidad el recuerdo. Ese poder que nos da la vida para darnos cuenta de todo lo que hacemos, de cómo transcurren los años, de cómo las cosas se fueron haciendo. Entonces por qué el recuerdo es selectivo, y uno recuerda aquellas cosas que ni sabe por qué quedaron grabadas, como las canciones cantadas, las risas por un chiste, el más horroroso de los papelones, un calzoncillo con un estampado espantoso, o el día que no te depilaste y justo hiciste el amor, porque el deseo no espera, los paseos y las noches de insomnio, las cortinas que el viento aleja de la ventana, las palmeras que se ven desde el balcón…
En el álbum no están todos, pero en el recuerdo no falta ninguno y al fin al cabo es lo que importa. Igual para los próximos, la tecnología digital viene tan bien!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Malizia, me encantó esto que escribiste, adhiero ... recién hoy 29/9 descubrí tu blog por una nota en Clarín. Salutes!

Anónimo dijo...

Benditas sean las aves de paso que dejan una impronta en nuestras vidas transformándolas y transformándonos. Una sonrisa por cada una de las lecciones que aprendimos de todos y cada uno de ellos. "Aves de paso, como pañuelos cura fracasos..."